"D. Q.", de La Fura dels Baus, un terremoto en la operística española

Por Pablo Meléndez-Haddad

(Artículo publicado en el diario ABC. Madrid, 29 de septiembre de 2000)


Mañana inaugura la temporada del Liceo, con música de José Luis Turina

La Fura dels Baus se aburguesa o el Liceo se adelanta al futuro. Ésa es la cuestión. El estreno, mañana, de la primera ópera concebida por el rompedor grupo teatral -con partitura de José Luis Turina y libreto de Justo Navarro-, pretende impactar profundamente en la sensibilidad de los liceístas. El montaje se atreve incluso a replantear el futuro del género.


Un homenaje a ese inmortal personaje de la literatura universal que es Don Quijote de la Mancha, a su creador, Miguel de Cervantes y al género operístico en general, es la apuesta de "D. Q., Don Quijote en Barcelona", el estreno absoluto que mañana inaugura la temporada lírica del Gran Teatro del Liceo, una creación de La Fura dels Baus con partitura de José Luis Turina y libreto de Justo Navarro.
Este es el primer estreno mundial que aterriza en el Liceo desde hace más de diez años, pero la obra, que parece no nacer con el "síndrome de debut y despedida" que suele teñir la creación contemporánea, posee particularidades que la hacen única. Concebida primeramente por un grupo teatral y no por un compositor, el proyecto ha ido tomando forma con la incorporación sucesiva de todos los creadores que han participado en este revolucionario montaje. Trozos de la partitura cuentan con la colaboración de espontáneos compositores que hicieron llegar su aporte por Internet, mientras que tanto el vestuario -que firma Chu Uroz, modisto, director de producción de cine- como la escenografía -del estudio arquitectónico de Enric Miralles-, involucran a profesionales de diversas disciplinas, lejos de los nombres comunes del mundo de la ópera.

FUTURO ESPERANZADOR
Está previsto que el Liceo remonte este título en las próximas temporadas, como también su estreno en el sevillano Teatro de la Maestranza que coproduce el espectáculo, aunque todavía no hay fechas fijadas. Con las entradas prácticamente agotadas para las nueve funciones previstas, la obra cuenta con un presupuesto de casi 170 millones de pesetas y se ofrece en memoria del responsable de la escenografía, Enric Miralles, fallecido hace unos meses.
Según Justo Navarro, "ésta es una ópera sobre el tiempo. Estamos acostumbrados a ver al Quijote como un mito, sin tiempo, y lo hemos querido retratar infectado de tiempo para que no caiga en el olvido. Creo que ya no se lee la novela, que hoy el Quijote es un personaje más de cine o de dibujos animados".
Carles Padrissa, de La Fura, comentó que "la historia comenzó en 1996, cuando montamos Atlántida de Falla, en Granada. Después de ir a Salzburgo, donde nos metimos en La damnation de Faust, de Berlioz, estábamos convencidos de que lo que queríamos era crear una ópera desde el principio, incluso escogiendo el tema. Nos inclinamos por El Quijote porque poseía todo para una recreación. Los tres actos de la ópera representan cada una de las partes de la novela".
La libertad formal y creativa de los "fureros" -"La Fura nunca podrá ser domesticada", dice Padrissa- ha encontrado en el Liceo un lugar ideal "que ha permitido explotar todas las posibilidades técnicas del edificio", según apunta Benedetta Tagliabue, coautora de la escenografía. "D. Q." utiliza incluso la planta-sótano 16 de la flamante torre escénica, "pero se han debido comprar motores adicionales", dijo Àlex Ollé, de La Fura. Padrissa también se refirió al "Manifiesto Canalla" que el grupo catalán publicó en 1984 en el que condenó al Liceo a ser tapiado como solución a los problemas financieros de la Cultura. "Las cosas han cambiado y hoy la ópera es el género más fértil para los creadores de vanguardia". La obra llegará en dos repartos diferentes con las voces de Michael Kraus -que reemplaza a Enrique Baquerizo-, Flavio Oliver, Francisco Vas, Pilar Jurado, Itxaro Mentxaca, Felipe Bou y una larga nómina, quienes actuarán junto a más de cien figurantes y al Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana.


Un nuevo intento de creación colectiva que renueva el género

Este nuevo título que viene a engrosar la operística española plantea aires renovados en el tradicional proceso de creación. Si la historia de la ópera da cuenta de varios procesos colectivos, "D. Q." aporta una forma nueva en la que el compositor, el libretista, los directores de escena y los diseñadores de vestuario, iluminación, escenografía, maquillaje, vídeo y utilería han formado un "work shop". A pesar de la fuerza de ese trabajo colectivo que ha hecho casi invisibles los límites de las diferentes disciplinas que configuran este montaje y del indudable interés que despierta la puesta en escena de la Fura dels Baus, la partitura de José Luis Turina acaparará la atención de manera especialmente relevante.
El compositor afirmó que ha intentado "servir al libreto, a la historia que se cuenta, lo que ha condicionado la composición. La música es, como la novela de Cervantes, una gran parodia que esconde una tragedia, que sirve a la acción y que mezcla el lenguaje tonal, del pasado, con otros actuales y más contemporáneos".
Josep Pons, quien estará en el podio al frente de la Sinfónica del Liceo, apuntó que "la música es brillante y demanda un trabajo virtuosístico de los músicos y de los cantantes. Se ha tenido que recurrir a la amplificación en algunos momentos porque, debido al montaje, los cantantes no tienen ni suelo ni paredes que puedan proyectar el sonido. También hay trozos grabados, como los que han llegado por Internet". Han sido unos cuatrocientos los compositores que han entrado en la Red para cooperar con Turina.

AUTOCENSURA
Desde el proyecto original a la obra que se estrena mañana hay muchos cambios. "Hemos suprimido la quema de banderas -una española, una senyera catalana y el escudo de la Ciudad Condal, señala Carles Padrissa-, aunque no lo descarto para otro montaje. La idea era retratar la pluralidad de España y la cobardía interesada de esos quijotes que pretenden ocultarla, porque al final el de la quema terminaba incendiándose él mismo. También queríamos tirar gotas de agua desinfectada al público cuando volaban unas palomas, pero también desistimos para que la gente no piense que lo que les caía era una cagada. Comprendo la posición de [Josep] Caminal [el director del Liceo], que está feliz con que estas escenas no se incluyan". Como estas polémicas escenas, hay muchas otras que se excluyeron "por motivos de presupuesto o de dificultad".