inicio > catálogo de obras > instrumentos a solo > obras para piano > Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)

La pianista Miriam Gómez-Morán


Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)

Para Piano


Comentario
Vídeo
Críticas
Descargar partitura


Comentario


Tras Jaén y León, números primero y segundo del Homenaje a Isaac Albéniz y compuestos respectivamente en 2001 y 2009, le llegó el turno en 2010 al tercer y último movimiento, Salamanca, que venía a completar el proyecto de falso "quinto cuaderno" de Iberia, cuya idea ya me venía rondando desde que Jaén fuera interpretada muchas veces al ser la obra obligada de la 44ª edición del Concurso Internacional de Piano "Premio Jaén", celebrado en marzo de 2002.
Como en el caso de sus predecesoras, Salamanca toma directamente de Iberia no sólo la referencia a un punto geográfico español, sino también el carácter virtuosístico del tratamiento del piano y el empleo de material popular procedente del folklore salmantino. Concretamente, utilicé la melodía de dos "Charradas" (la de San Roque y la de Santiago de la Puebla, recogidas en 2004 por Lola Pérez Rivera en la compilación "La música de Dulzaina en Castilla y León"), con su característico ritmo en el que el pulso está dividido en grupos de cinco semicorcheas, en lugar de las cuatro habituales de cualquier ritmo binario, ternario o cuaternario, y la de la jota "Sol y Luna" de Salamanca, recogida en "Folklore musical español", de Juan Hidalgo Montoya (1974).

Charrada de San Roque, interpretada por "Los Pachulos"


Las charradas de San Roque y de Santiago de la Puebla, y su utilización
en dos fragmentos del Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)

El material procedente de las charradas sirve de base a las principales ideas temáticas de carácter virtuosístico de la pieza, mientras que la melodía de la jota, con su carácter más cantable, se combina contrapuntísticamente en la parte central de la pieza con el empleo del motivo de Margarita de la Sinfonía "Fausto" de Franz Liszt, en un juego conceptual relacionado con la especialización en la música del compositor húngaro por parte de Miriam Gómez-Morán, alumna de mis cursos de armonía en el conservatorio madrileño a comienzos de la década de los 90 del pasado siglo y dedicataria de la partitura.


La jota "Sol y Luna", el motivo de Margarita de la Sinfonía "Fausto" de Liszt, y la utilización
conjunta de ambos en un fragmento del Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)

Salamanca fue compuesta entre los meses de mayo y julio de 2010, siendo estrenada en el Auditorio del Conservatorio Superior de Música de dicha ciudad el 10 de octubre de 2012 por Miriam Gómez-Morán, corriendo a mi cargo una breve presentación de la obra.

Programa del estreno del Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)


Primera página del Homenaje a Isaac Albéniz (III. Salamanca)



Vídeo


Miriam Gómez-Morán

Salamanca, Auditorio del Conservatorio Superior de Música, 10 de octubre de 2012
(Grabación de baja calidad)



Críticas


Tributo a Albéniz
Por Luis Mazorra Incera
(Crítica publicada en la revista de Internet Ritmo. Madrid, 29 de febrero de 2024)

Un piano de rotunda sonoridad presentó Josu de Solaun en su concierto del CNDM: SERIES 20/21 donde se homenajeara a Isaac Albéniz.
Un tributo musical donde se alternaron tres piezas de este compositor gerundense extraídas de los dos primeros cuadernos de su Suite Iberia, con el Homenaje a Albéniz que realizara José Luis Turina en tres amplias obras.
[…]
Alternadas, como ya dije, tres amplias piezas de José Luis Turina que exigían una manifiesta versatilidad técnica. Era su personal Homenaje a Isaac Albéniz en tres capítulos de creciente abstracción.
Jaén fue la primera de ellas, donde el arrebato fue encontrando la forma, en una estructura asimilable, giros y texturas inspirados en aquella música de Albéniz. Una técnica pianística que merece este homenaje y toda la consideración que queramos darla, en muchos aspectos adelantada a su tiempo, inspirada y universal frente a la todopoderosa herencia chopin-lisztiana.
León fue la segunda, con firme aspiración de sugerir aquellas texturas mantenidas que caracterizaban el nacionalismo estético del de Camprodón.
La tercera, más ambiciosa formalmente, Salamanca, mantuvo mayores contrastes que las dos anteriores, mayores pretensiones y abstracción también, buscando sí, texturas técnicas y saltos albenicianos, pero en una estructura formal más ambiciosa y un lenguaje mucho más variado, estratificado, polirritmico, entrecortado e impulsivo por momentos.



Josu de Solaun sienta a las teclas a Albéniz y José Luis Turina
Por Ismael G. Cabral
(Crítica publicada en la revista de Internet Scherzo. Madrid, 3 de marzo de 2024)

Sobre el papel, una propuesta que aclimataba ejemplarmente a dos compositores de ayer y hoy con el necesario intermediario de un pianista (principalmente) de repertorio. También un programa que, por sus costuras, parecía inserto en el ciclo más contemporáneo del Centro Nacional de Difusión Musical como guiño y mano tendida al público menos dado a la música presente.
Isaac Albéniz (1860-1909) y José Luis Turina (1952) comparten algunas semejanzas que los hilan; ambos poseen una gramática compleja que no pone nada fácil la situación al solista, los dos se recrean en secuencias que se aceleran buscando el virtuosismo y, por igual, conjugan las alusiones populares con una escritura propia que se aleja cuidadosamente del copia y pega etnomusicológico. Por su parte, Josu de Solaun entendió que se trataba, antes que de contrastar, de tejer; a la postre las tres piezas de Turina (Homenaje a Isaac Albéniz I, II & III) son a su vez personalísimos intentos de bosquejar un improbable quinto cuaderno de Iberia.
Con Evocación, De Solaun ofreció las primeras muestras de su manera de estar y ser frente al piano, ajeno a efectismos, mimetizado con la técnica y dueño de una pirotecnia controlada que se gustó en el remache de la melodía pero, también, en la exposición de la generosa paleta cromática, en los colores que Albéniz despachó en esta y otras tantas partes de la obra. Con la Rondeña hubo chispas pero también, y ya es raro en esta página, cierto punto de severidad y de parquedad en el pedal que le otorgó un barniz inesperado, bien recibido. Desde luego que su visión de Iberia no escatimó el rubato, menos aún el carácter desinhibido que serpentea rítmicamente por unas y otras obras, pero tampoco se entrega a ese lado abiertamente danzable. Por ejemplo en El Puerto, el pianista vasco no perdió la línea de canto a la vez que supo dar intensidad, sentido y argumento a las voces que aquí y allá redondean la atmósfera.
Turina, en sus aportaciones, no se aparta del teclado; es el suyo un lenguaje que, una y otra vez en su catálogo, se reivindica en la cita, en el homenaje, en el repensar el pasado tal vez, sí, con la aspiración de así engarzarse en él. Es un camino legítimo, como no iba a serlo. Tanto como cualquier otro. Y seguro que en esa contumaz mirada a lo ocurrido encuentra oyentes que se sientan apelados por una estética que, ya en la primera pieza de su Homenaje a Albéniz, Jaén, dio muestras de su rutilante escolástica. De Solaun interpretó las tres obras siendo consciente de que interesaban las consonancias y las cascadas de notas, la intertextualidad y los esbozos melódicos. Una partitura como Salamanca es difícil, mucho, de interpretar, y en su sonar quiere también que el público participe del aplauso al virtuoso que es capaz de vérselas –satisfactoriamente– con ella. Ese deseo, que no deja de ser en la base una percepción, aboca más a lo epidérmico que a lo sanguíneo, más a la relevancia de las notas que a la del sonido, en definitiva. Pero seguro que en este laberinto de contrapuntos y motivos hay quienes encuentran forma y fondo. Por eso está bien que se dé, siempre habrá quien sienta ese gustoso cosquilleo de oídos.



Descargar pdf

(Partitura sin marcas de agua disponible en www.asesores-musicales.com )