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Concierto para Viola y Cuerdas

(Homenaje a Óscar Domínguez)


El Concierto para Viola y Cuerdas (Homenaje a Óscar Domínguez) fue escrito en Madrid, durante los meses de noviembre y diciembre de 1985, obedeciendo a la petición del viola tinerfeño Humberto Orán, con el fin de ser estrenado en Santa Cruz de Tenerife y, posteriormente, poder ser incluido en los conciertos habituales de la Orquesta de cámara "Reina Sofía", de la que el mencionado solista era por entonces primer viola.
Ello condicionaba, de antemano, la plantilla de la obra: acompañando a la viola solista, un grupo de cuerdas con un mínimo de once instrumentistas (la habitual de la orquesta "Reina Sofía"), susceptible de ser ampliado cuando el Concierto fuese ejecutado por agrupaciones que dispusiesen de una más nutrida sección de cuerda. De ahí el tratamiento del grupo orquestal en frecuentes "divisi" a once partes solistas, alternando con "tutti" más o menos numerosos, según cada ocasión.
En una conversación previa a la composición del concierto, Humberto Orán me sugirió la posibilidad de vincular la obra, de alguna forma, a la isla de Tenerife, lo que nos fue llevando a centrarla en un homenaje a la figura del malogrado Óscar Domínguez, pintor surrealista sobradamente conocido cuya obra y trágica muerte (predestinada en algunos de sus lienzos) se prestaba perfectamente a un planteamiento musical de marcados contrastes líricos, scherzantes, dramáticos y -¿por qué no?- estéticos.

Anuncio del concierto en la prensa de Tenerife

Quizá merezca la pena resaltar aquí mi marcada predilección por la pintura. Pintores son uno de mis bisabuelos -el padre del compositor Joaquín Turina-, mi padre y uno de mis hermanos. Y en mi producción más reciente la pintura juega un papel importante: Alaró, para grupo de cámara, se basa en la obra pictórica de Manuel H. Mompó y fue compuesta para el acto de clausura de los Talleres de Arte Actual del Círculo de Bellas Artes, en 1984. Pentimento fue estrenada en 1983 por la Orquesta Nacional de España bajo la dirección de Jesús López Cobos y posteriormente, en octubre de 1985, interpretada en Londres por la Royal Philarmonic Orchestra dirigida por Víctor Pablo Pérez) pretende "poner en solfa" el fenómeno pictórico del mismo nombre. Exequias, misa de réquiem para canto gregoriano, coro mixto y orquesta (encargo de la XXIV Semana de Música Religiosa de Cuenca) es un homenaje a Fernando Zóbel, con quien trabé amistad durante mis años de residencia en Cuenca...
El Concierto para Viola y Cuerdas consta de cuatro movimientos. Los contrastes a que antes hice alusión aparecen ya desde los primeros compases. Los referentes a diversos aspectos "de carácter" son evidentes y hablan por sí solos, por lo que me remito a su audición. Quizá el "estético" (no encuentro otro modo más acertado de definirlo) pueda pasar más desapercibido, y por ello creo necesario hacer un poco de hincapié en él.
Hay en esta obra, en contraposición al resto de mi catálogo anterior, un amplio tratamiento del elemento tonal; pero, simultáneamente y en el mismo o similar porcentaje, el elemento serial, a veces en forma más estricta, aparece unas veces en alternancia con el tonal, y otras en franca yuxtaposición. Este último aspecto se da en los tiempos primero y último, mientras que el segundo (scherzo, a modo de "perpetuum mobile") incluye dos tríos absolutamente seriales, separando cada una de las secciones principales del mismo. La yuxtaposición tonal-serial es particularmente evidente a lo largo del último movimiento, en que una línea melódica en sol menor, a cargo de la viola, va acompañada por un insistente murmullo de las cuerdas, construido serialmente.
La tonalidad, por consiguiente, no aparece diáfana más que en dos ocasiones (no contabilizo aquí la cita, en el scherzo, de las primeras notas del Moto perpetuo de Paganini, por no darle más valor que el puramente jocoso y anecdótico): la fusión del tercer movimiento (cadenza) con el cuarto, así como la coda de este último. En ambos casos, el tratamiento tonal se limita a mantener una sola armonía (fa-la-do-re en el primero y sib-re-fa en el último) que por su persistencia crea y resuelve su propia tensión.
El Concierto para Viola y Cuerdas (Homenaje a Óscar Domínguez) fue estrenado en el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife por Humberto Orán, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Tenerife dirigida por Armando Alfonso, en el mes de marzo de 1986.

Primera página del Concierto para viola y cuerdas